Buscador y Directorio SUD HemisferioSUD: 2011

viernes, 11 de noviembre de 2011

La Fuente de Agua

Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente. Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición. La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina.
El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada. - Buen día - dijo el caminante.
- Buen día - respondió el hombre.
- ¿Qué lugar es este, tan lindo? - preguntó el caminante.
- Esto es el cielo - fue la respuesta.
- Que bueno que nosotros llegamos al cielo, estamos con mucha sed, dijo el caminante
- Usted puede entrar a beber agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente
- Mi caballo y mi perro también están con sed.
- Lo lamento mucho - le dijo el guarda - Aquí no se permite la entrada de animales. El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas él no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino. Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semi-abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacian sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía.
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente en aquellas piedras - dijo el hombre indicando el lugar
- Pueden beber a voluntad. El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo el caminante al salir.
- Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre.
- A propósito - dijo el caminante - ¿cuál es el nombre de este lugar?
- Cielo - respondió el hombre.
- ¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
- Aquello no es el cielo, aquello es el infierno. El caminante quedó perplejo.
- Mas entonces - dijo el caminante - esa información falsa debe causar grandes confusiones. - De ninguna manera - respondió el hombre - En verdad ellos nos hacen un gran favor. Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

sábado, 29 de octubre de 2011

Vencedores

"Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasando unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabia que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejo desde el día que llegó. Encargo entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aun continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte, traedme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presento a un campesino. El rey le pregunto; * ¿Tu hiciste volar al halcón? ¿Como lo hiciste? ¿Eres mago? - Intimidado el campesino le dijo al rey: * Fue fácil mi rey, solo corte la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenia alas y se lanzó a volar. ¿Sabes que tienes alas ? ¿Sabes que puedes volar ? ¿A que te estas agarrado ? ¿De que no te puedes soltar ? ¿Que esta esperando para volar ?


No puedes descubrir nuevos mares................ A menos que tengas el coraje para volar. Vivimos dentro de una zona de comodidad, donde nos movemos y creemos, que eso es lo único que existe. Dentro de esa zona, esta todo lo que sabemos, y todo lo que creemos. Viven nuestros valores, nuestro miedos y nuestra limitaciones. En esa zona reina, nuestro pasado, y nuestra historia. Todo lo conocido, cotidiano y fácil. Es nuestra zona de confort y por lo general, creemos que es nuestro único lugar, y modo de vivir. Tenemos sueños, queremos resultados, buscamos oportunidades, pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgo, no siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles. Nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible, y aprendemos a vivir desde la resignación. El liderazgo, es la habilidad que podemos adquirir cuando aprendemos ampliar nuestra zona de comodidad. Cuando estamos dispuestos a correr riesgos, cuando aprendamos a caminar en la cuerda floja, cuando estamos dispuestos a levantar la vara que mide nuestra potencial. Un verdadero líder, tiene seguridad en si mismo para permanecer solo, coraje, para tomar decisiones difíciles, audacia, para transitar hacia lo nuevo con pasión, y ternura suficiente, para escuchar las necesidades de los demás. El hombre no busca ser un líder, se convierte en líder por la calidad de sus acciones y la integridad de sus intentos.

Los lideres son como las águilas, no vuelan en bandadas... Los encuentras cada tanto y volando solos.

Perfume Barato

En un mundo donde todo se imita y se vende como el original, es curioso ver lo que Dios le ordenó a Moisés con respecto al perfume de los sacerdotes . Leyendo de Éxodo 30:31-33 vemos los detalles.

"Este será mi aceite de la santa unción por vuestras edades. Sobre carne de hombre no será untado, ni haréis otro semejante, conforme á su composición: santo es; por santo habéis de tenerlo vosotros. Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de sus pueblos."

¿Porqué Dios exigió esto así? Sencillo, el olor era sello del sacerdocio, de los siervos de Dios. Por el olor todos podían saber que el que oliera así era sacerdote y se acordarían de Dios pues el sacerdote representaba a Dios. Además, si alguien imitaba este ungüento y daba mal ejemplo a los hijos de Israel, el pueblo podía pensar que "si los sacerdotes pueden hacer eso nosotros también podemos". El olor debía ser siempre símbolo de alguien consagrado a Dios.

Casi 3,400 años más tarde, Dios todavía exige que aquellos que le sirven, los que están consagrados a El, que huelan bien. Pero no es un símbolo externo, sino por dentro. Es en el corazón.

Si hemos de ser representantes de Dios al mundo, hay que demostrar que hemos sidos sellados por El. Nuestras vidas deben ser un "olor grato" a Dios continuamente como testimonio a los hombres (creyentes y no creyentes). Tiene que abundar el amor hacia los demás, cultivar la hospitalidad, ser justos, caritativos y más que nada amar a Dios sobre todas las cosas; sólo así tendremos ese olor tan bueno que es Cristo en nuestros corazones.

No es que no habrán problemas, ni situaciones adversas, sino que en cualquier momento, los hombres de este mundo deben poder ver a un cristiano y decir "Ahí va un hijo de Dios".

 
No uses perfume de imitación; apesta, no es el original y además es barato y "lo barato sale caro". Y si no lo tienes, pídelo. Dios te lo regala. Si El ya pagó la deuda de tus pecados, ¿porqué no habrá de darte todo el perfume que puedas necesitar para que tu corazón huela mejor que mil jardines de flores y dure por toda la eternidad? "Aprovéchate hoy mientras esta oferta dure". Acuérdate, ¡pide, que hay!

Las Tres Gotitas de Agua

El Alba pasó una mañana cerca de una camelia y oyó pronunciar su nombre por tres gotas cristalinas.
Se aproximo; luego posándose en el corazón de la flor, preguntó cariñosa:
¿Qué desean de mí, gotas brillantes?
¿Que vengas a decidir una cuestión, dijo la primera. Somos tres gotas diferentes reunidas en diversos puntos. Queremos que digas cuál de nosotras vale más y cual es la más pura.
Acepto; habla tú, gota brillante. Y la primera gota trémula habló así:
Yo vengo de las altas nubes; soy hija de los grandes mares; nací en el ancho océano. Después de andar por mil borrascas, una nube me absorbió. Fui a las alturas, donde brillan las estrellas, y de allá, rodando entre rayos, caí en la flor en la que descanso ahora. Yo represento al océano.
Habla tú, gota brillante, dijo el Alba a la segunda.
Yo soy el rocío que tiembla sobre los lirios; soy hermana de la Luna; soy hermana de las tinieblas que se forman en cuanto llega la noche. Yo represento al amanecer del día.
¿Y tú? Preguntó el Alba a la más pequeña.
Yo nada valgo.
Habla:
¿de donde vienes?
De los ojos de una madre. Soy gotitas de lágrimas.
Esta es la de más valor, es la más pura.
Pero yo fui océano.
¡Yo atmósfera!
Sí, trémulas gotas; mas esta fue corazón.
Y el Alba desapareció por la región azul, llevando a la humilde gota.

La mitad de una manta

En una humilde casa vivía un hombre, su mujer, su padre y su hijo, que todavía era un niño. El viejo padre no servía para nada. 
Estaba demasiado débil para trabajar. Comía y fumaba, sentado de la puerta. Entonces el hombre decidió sacarle de la casa, dejarlo tirado a su suerte en las calles, como a veces se hacía, en las época mas duras, con las bocas inútiles.
La esposa intentó interceder en favor del anciano, pero fue en vano.
- Como mínimo dale una manta- dijo ella.
- No. Le daré la mitad de una manta. Eso es suficiente.
La esposa le suplicó. Finalmente consiguió convencerlo para que le diese la manta entera. De repente, en el momento en que el viejo estaba a punto de salir llorando de la casa, se oyó la voz del niño en la cama. Y el niño le decía a su padre:
-No! No le des la manta entera! Dale sólo la mitad.
- Por qué?- preguntó el padre anonadado, acercándose a la cama.
- Porque- contestó el niño- yo necesitaré la otra mitad para dártela el día que te eche de aquí.

Lo que siembras....eso mismo cosecharas ...

La Carreta Vacia

Mi padre se detuvo en una curva, y después de un pequeño silencio me preguntó:

- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?

Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: 
Estoy escuchando el ruido de una carreta.

- Eso es -, dijo mi padre, - Es una carreta vacía. 
Pregunté a mi padre: 
-¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si  aún no la vemos? 
Entonces mi padre respondió: 
Es muy fácil saber cuándo una  carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. 
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona  hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el  mundo, inoportuna, presumiendo lo que tiene, siendo  prepotente y maltratando a la  gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:

"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" 
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.

viernes, 7 de octubre de 2011

El violinista

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.

Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su bona, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor.


Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones.

Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría. El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: " ¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

Y tú, ¿cómo tocas el violín que te entregó la vida?.

La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes.

Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría. Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

Él no había venido

Hace algunos años se publicó una postal Navideña que llamó mucho la atención dicha postal se titulaba, "Si Cristo no hubiese venido." Tenía su fundamento en las palabras de nuestro Salvador, "Si yo no hubiese venido".

La postal representaba a un pastor cristiano que en la mañana de Navidad, se había quedado dormido en su despacho y soñaba en un mundo en que Jesús nunca había venido.

En su sueño, creía que estaba en su casa y no podía ver las botas y calcetines que los niños colocan junto a la chimenea, ni campanillas de Navidad, ni coronas de acebo, ni Jesús para consolar, alegrar y salvar. Volvió a casa, se sentó en su biblioteca, pero todos los libros que hablaban del Maestro habían desaparecido.

Sonó la campana de la puerta y un joven le dijo que fuese a visitar a su pobre madre que estaba muriéndose. Inmediatamente se fue con el hijo desconsolado para confortar a la madre, y al llegar a la casa se sentó a la cabecera de la cama y dijo, "Tengo algo que podrá consolarla." Abrió su Biblia para buscar una promesa muy conocida, pero su Biblia terminaba en Malaquías y no había ni Evangelio ni promesa de esperanza y salvación, así que lo único que pudo hacer fue inclinar la cabeza y llorar con ella con amargura y desesperación.

Dos días después, se encontraba junto al ataúd de la mujer, conduciendo el entierro, pero no había mensaje de consuelo, ni palabras referentes a la gloriosa resurrección, ni un cielo abierto, sino solamente "polvo y polvo, cenizas y cenizas," y una larga y eterna despedida. Finalmente se dio cuenta que "Él no había venido" y comenzó a llorar amargamente en su amargo sueño.

De repente despertó, y dio un gran grito de gozo y alabanza cuando oyó cantar al coro de su iglesia que estaba junto a su casa:

"La estrella de Belen a los magos guió; en la noche sin lente en Judea brillo. El pesebre encontraron siguiendo la luz y le dieron presentes al niño Jesus. Noel....Noel... hoy a nacido el Rey de Israel."

Alegrémonos y gocémonos hoy porque "Él ha venido." Y recordemos el mensaje del ángel, "He aquí os traigo nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor." (Lucas 2:10, 11.)

jueves, 6 de octubre de 2011

SÉ FELIZ A TIEMPO

Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro.
A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino leyó un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida"
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:
"Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean"
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.

Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión.
Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.

Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser él: amor, gozo, paz, bondad, reconciliación, perdón y entrega total.
Y en su mente recordó aquel proverbio que dice:
"Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuanto sufrimos por lo mucho que anhelamos"


Sé feliz antes de que se te haga demasiado tarde!

lunes, 12 de septiembre de 2011

El alpinista

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar una altísima montaña, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.
Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, y oscureció.
La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se resbaló y se desplomó por el aire, cayendo a velocidad vertiginosa. El alpinista solo podía ver veloces manchas oscuras y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan gratos de su vida.
Pensaba en la cercanía de la muerte, sin embargo, de repente, sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.
En ese momento de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que gritar: AYÚDAME DIOS MIO¡¡¡
De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
-¿QUE QUIERES QUE HAGA?
- Sálvame Dios mío
- ¿REALMENTE CREES QUE YO TE PUEDA SALVAR?
- Por supuesto Señor
- ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE...
Hubo un momento de silencio; el hombre se aferró más aún a la cuerda.
Cuenta el equipo de rescate, que al otro día encontraron a un alpinista colgando muerto, congelado, agarradas sus manos fuertemente a la cuerda... A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO...
¿Y tú que tan aferrado estas a tu cuerda? ¿Te soltarías?

Sopa de piedra

Un trotamundo extraño llego a un pequeño pueblo y se acerco a una mujer correctamente vestida a quien le pidio algo de comer.
Lo siento -dijo ella-, pero ahora mismo no tengo nada en casa.
No se preocupe, dijo amablemente el extraño, tengo una piedra de sopa en mi cartera. Si usted me permitiera echarla en una olla de agua hirviendo yo haría la más exquisita sopa del mundo. Consiga una olla muy grande por favor.
A la mujer le picó la curiosidad, puso la olla al fuego y fue a contar el secreto de la piedra a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.
El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó una cuchara con verdadera delectación y exclamó: ¡Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas papas.
- ¡¡Yo tengo unas papas en mi cocina!!, gritó una mujer.
Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente de papas peladas que fueron derecho a la sopa. El extraño volvió a probar el brebaje:
¡Excelente! dijo y añadió pensativamente:
- Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido más apetitoso.
Otra ama de casa salió zumbando y regreso con un pedazo de carne que el extraño tras aceptarlo cortesmente introdujo en el puchero.
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:
- ¡Ah , qué sabroso! Si tuviéramos unas cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto...
Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con una cesta llena de cebollas y zanahorias; después de introducir las verduras en el puchero, el extraño probó nuevamente la sopa y con tono autoritario dijo: - la sal.
Aquí la tiene, le dijo la dueña de casa. A continuación dio otra orden: ¡¡Platos para todo el mundo!!.
La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos.
Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas.
Luego se sentaron todos a disfrutar de la expléndida comida, mientras el extraño repartía abundantes raciones de su increible sopa.
Todos se sentían extrañamente felices mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente, dejando tras de si la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo...

La semilla y la princesa

En un pueblo lejano, el rey convocó a todos los jóvenes a una audiencia privada con él, en dónde les daría un importante mensaje.
Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo: "Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y el que tenga la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino".
Así se hizo, pero un joven plantó su semilla y ésta no germinaba; mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.
Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. El joven estaba demasiado triste pues su semilla nunca germinó, ni siquiera quería ir al palacio, pero razonó que debía ir, pues era un participante y debía estar allí.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, se condujo hacia el palacio, con su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron en risa y burla; en ese momento el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey, todos hicieron su respectiva reverencia mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.
Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía; atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción.
El rey dijo entonces: "Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas; pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece".

La mula

Se cuenta de cierto campesino que tenia una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.
El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo.
Al principio, la mula se puso histérica.
Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos.
¡ELLA DEBIA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA! Esto hizo la mula palazo tras palazo.
SACUDETE Y SUBE. sacúdete y sube. sacúdete y sube!! Repetía la mula para alentarse a sí misma.
No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIENDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso. Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.
¡ASI ES LA VIDA!
Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente, y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura, y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos!

Que pobre que somos.

Una vez, un padre de una familia acaudalada llevo a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran las gentes del campo.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
-Qué te pareció el viaje?
-Muy bonito Papa!
-Viste que tan pobre puede ser la gente?
-Sí!
-Y que aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una alberca que llega de una barda a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lamparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. El patio llega hasta la barda de la casa, ellos tienen todo un horizonte de patio.
Al terminar el relato, el padre se quedo mudo....y su hijo agregó:
-Gracias Papá por enseñarme lo pobre que somos!

Fuerte Amistad

Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo". "Permiso denegado", replicó el oficial. "No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto".
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso: "¡Ya le dije yo que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres!
Dígame, ¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?" Y el soldado, moribundo, respondió: "¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: “Juan... estaba seguro de que vendrías.

El caballo

Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.

Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y seria extremadamente difícil sacar el caballo de allí.

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y revisó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal, éste la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, consiguió salir!

Si estas "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia.

No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más tiraren, mas iras subiendo, subiendo, subiendo...
Sonriendo, sonriendo, sonriendo..

Nada para darte

Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.
-Acércate le dijo Jesús ¿Por qué tienes miedo?
-No me atrevo... no tengo nada para darte.
-Me gustaría que me des un regalo dijo el recién nacido.
El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:
-De verdad no tengo nada... nada es mío, si tuviera algo, algo mío, te lo daría...
-mira..
Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.
-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy...
-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría
que me hicieras tres regalos.
-Con gusto dijo el muchacho pero... ¿qué?
-Ofréceme el último de tus dibujos.
El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:
-No puedo... mi dibujo es horrible... ¡nadie quiere mirarlo... !
Justamente, por eso lo quiero... siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.
-Pero... ¡lo rompí esta mañana! tartamudeó el chico.
-Por eso lo quiero... Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo... Y ahora insistió Jesús repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron como habías roto el plato.
El rostro del muchacho se ensombreció, bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:
-Les mentí... Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto... ¡estaba enojado y lo tiré con rabia!
Eso es lo que quería oírte decir dijo Jesús, dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías, tus crueldades.
Yo voy a descargarte de ellas... No tienes necesidad de guardarlas...
Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas.

A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa

Mata los Dragones


En la clase hay un niño chino. Su padre tiene un restaurante chino cerca del cole.
El nombre del chinito es muy raro: Chili Yi.
¿ Nos quieres contar alguna fábula de tu gran nación?, le dijo la seño.
De acuerdo.
Imagino que ninguno la sabrá. Hace muchos siglos había en la China un joven guapo y fuerte.
¿Qué quería hacer?, interrumpió Cora.
Espera, ten paciencia. Los chinos somos muy pacientes. No interrumpimos a nadie cuando habla.
Perdona, Chili Yi, dijo Cora.
Bueno, pues sigo. Este joven fuerte aprendió a matar dragones. Un oficio difícil. Una vez que lo hubo aprendido, se marchó por todo el país.
Ya desesperado, fue al emperador y le pidió que le dijera en dónde había dragones para matarlos porque eran muy malos.
¿Y qué hizo el emperador chino?, pregunto Cristian.
Le respondió así: Los dragones existen sólo en ti. Mátalos.

Los tres leones

En la selva vivían 3 leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión: Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero hay una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí: Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener 3 reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos.

Necesitamos saber cual será el elegido, pero, ¿Cómo descubrir?
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones.

Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que Uds. 3 van a escalar la Montaña Difícil.
El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los 3 fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey?

En ese momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:

¡Yo sé quien debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

¿Cómo? Preguntaron todos.
Es simple, dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!

El segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!

El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por ahora! porque ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que su problema: Él es el rey de sí mismo, está preparado para ser rey de los demás.
Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los animales.
Moraleja: No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o problemas que tengas. Tus problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú.
Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas juntos.
Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.
La Montaña de las dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.
¡TU TODAVÍA ESTAS CRECIENDO!
Y acuérdate del dicho:
"NO DIGAS A DIOS QUE TIENES UN GRAN PROBLEMA, SINO DILE AL PROBLEMA QUE TIENES UN GRAN DIOS".
"Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír".

domingo, 4 de septiembre de 2011

El Alma y las 4 esposas del rey

Había una vez un rey que tenia cuatro esposas.
Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás, la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Solo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa, y aunque ella le amaba profundamente, apenas se fijaba en ella.
Un día, el rey enfermó y se dio cuenta que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: "Ahora tengo cuatro esposas conmigo, pero cuando muera... ¡estaré solo!".

Así que le preguntó a su cuarta esposa:
"Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo... ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"
"¡Ni pensarlo!", contestó la cuarta esposa, y se alejó sin decir más palabras.
Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa:
"Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"
”¡No!”. Contestó su tercera esposa. "¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volver a casarme!"
Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.

Entonces preguntó a su segunda esposa:
"Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"
"¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!", Contestó la segunda esposa. "Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte".
Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz:
"Me iré contigo y te seguiré donde sea que tú vayas". El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición...
Profundamente afectado, el monarca dijo:
"¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!"

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo.
No importa cuanto tiempo y esfuerzo invitamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando nos muramos.
Nuestra tercera esposa es nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos.
No importa cuánto nos hayan sido de apoyo aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.

Y nuestra primera esposa es el alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañara donde quiera que vayamos.
Así que..., ¡Cultívala, fortalécela y cuídala ahora! Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo.

La Diferencia

Cuentan que una vez un hombre mayor caminaba por la playa contemplando el mar, cuando a lo lejos vio una figura de un hombre que parecía bailar. Se apresuró para acercarse más a esa persona y ver exactamente lo que hacía. Cuando se acercó se dio cuenta que no estaba bailando sino tomando estrellas de mar y arrojándolas mar adentro tan fuerte como podía.
Le pregunta entonces: "¿Qué haces mi joven amigo?".
Este respondió: "La tarde está cayendo y la marea bajando, si no arrojo estas estrellas al mar morirán, así que las estoy enviando dentro del mar otra vez".
El hombre mayor sonrió irónicamente y le dijo: "Pero hay miles de playas en todo el mundo, donde miles de estrellas de mar morirán. ¿Crees tú que con eso harás la diferencia?".
El joven se detuvo por un momento, suspiró, tomó otra estrella, la arrojó y dijo: "¡Bueno, acabo de hacer la diferencia para esa!".

La vasija agrietada

Cuenta la leyenda india que un hombre transportaba agua todos los días a su aldea usando dos grandes vasijas, sujetas en las extremidades de un pedazo de madera que colocaba atravesado sobre sus espaldas.
Una de las vasijas era más vieja que la otra, y tenía pequeñas rajaduras; cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad del agua se perdía.
Durante dos años el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija más joven estaba siempre muy orgullosa de su desempeño, y tenía la seguridad de que estaba a la altura de la misión para la cual había sido creada, mientras que la otra se moría de vergüenza por cumplir apenas la mitad de su tarea, aun sabiendo que aquellas rajaduras eran el fruto de mucho tiempo de trabajo.
Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar agua del pozo, decidió hablar con él:
-Quiero pedirte disculpas ya que, debido a mi largo uso, sólo consigues entregar la mitad de mi carga, y saciar la mitad de la sed que espera en tu casa.
El hombre sonrió y le dijo:
-Cuando regresemos, por favor observa cuidadosamente el camino.
Así lo hizo. Y la vasija notó que, por el lado donde ella iba, crecían muchas flores y plantas.
-¿Ves como la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres? –comentó el hombre-. Siempre supe que tú tenías rajaduras, y resolví aprovechar este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres, y tú las has regado siempre. Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con lechuga, col y cebollas. Si tú no fueras como eres, ¿cómo podría haberlo hecho? 


"Todos nosotros, en algún momento, envejecemos y pasamos a tener otras cualidades. Es siempre posible aprovechar cada una de estas nuevas cualidades para obtener un buen resultado".

sábado, 3 de septiembre de 2011

EL CACHORRO Y EL TIGRE

Un cachorro, perdido en la selva, vió un tigre corriendo en su dirección. Comenzó entonces a pensar rápido, para ver si se le ocurría alguna idea que le salvase del tigre. Entonces vió unos huesos en el suelo y comenzó a morderlos.
Cuando el tigre estaba casi para atacarle, el cachorro dijo en alto:
- ¡Ah, este tigre que acabo de comer estaba delicioso!
El tigre, entonces, paró bruscamente y, muerto de miedo, dió media vuelta y huyó despavorido mientras pensaba para sí:
- ¡Menudo cachorro feroz! ¡Por poco me come a mi también!
Un mono que había visto todo, fue detrás del tigre y le contó cómo había sido engañado por el cachorro. El tigre se puso furioso y dijo:
- ¡Maldito cachorro! ¡Ahora me la vas a pagar!
El cachorro, entonces, vió que el tigre se aproximaba rápidamente a por él, con el mono sentado encima, y pensó:
- ¡Ah, mono traidor! ¿Y qué hago ahora?
Comenzó a pensar y de repente se le ocurrió una idea: se puso de espaldas al tigre y cuando éste llegó y estaba preparado para darle el primer zarpazo, el cachorro dijo en voz alta:
- ¡Será perezoso el mono! ¡Hace una hora que le mandé para que me trajese otro tigre y todavía no ha vuelto!

Sábanas

Una pareja de recién casados, se mudó para un barrio muy tranquilo.
En la primera mañana en la casa, mientras tomaba café, la mujer reparó a través de la ventana que una vecina colgaba sábanas en el tendal.
-¡Qué sábanas sucias está colgando en el tendal!
-Está precisando de un jabón nuevo... ¡Si yo tuviese intimidad le preguntaría si ella quiere que yo le enseñe a lavar las ropas!-
El marido miró y quedó callado.
Algunos días después, nuevamente, durante el desayuno, la vecina colgaba sábanas en el tendal y la mujer comentó con el marido:
-¡Nuestra vecina continúa colgando las sábanas sucias! ¡Si yo tuviese intimidad le preguntaría si ella quiere que yo le enseñe a lavar ropas!-
Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, mientras la vecina colgaba sus ropas en el tendal.
Había pasado un mes, la mujer se sorprendió al ver las sábanas siendo tendidas, y entusiasmada fue a decir al marido.
-¡Mira, ella aprendió a lavar las ropas! ¿Será que la otra vecina le enseñó...? Porque yo no hice nada.-
El marido calmosamente respondió:
-¡No, hoy yo me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana! -
Y así es. Todo depende de la ventana, a través de la cual observamos los hechos. Antes de criticar, verifiquemos si hicimos alguna cosa para contribuir. Verifiquemos nuestros propios defectos y limitaciones.

Lave sus vidrios. Abra su ventana...

viernes, 2 de septiembre de 2011

Cena con Jesús

Ruth miró en su buzón del correo, pero solo había una carta. La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado. No había sello ni marcas del correo, solamente su nombre y dirección. Leyó la carta:

Querida Ruth: Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte. Con amor, Jesús.
Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa. "Porque querrá venir a visitarme el Señor? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle..." Pensando en eso, Ruth recordó el vacío reinante en los estantes de su cocina. -Ay no! No tengo nada para ofrecerle! Tendré que ir a comprar algo. Bueno, compraré algo de pan y alguna otra cosa, al menos.- Se echó un abrigo encima y se apresuro a salir. Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche...Y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el lunes. Aun así se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el brazo.
-Oiga, señora, nos puede ayudar, señora?Ruth estaba tan absorta pensando en la cena que no vio las dos figuras que estaban de pie en el pasillo. Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco mas que harapos.
-Mire, señora, no tengo empleo, usted sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre, y bueno, si usted nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos... Ruth los miró con más cuidado. Pensó que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran....... Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo es unas rebanadas y pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a Él.
-Si, bueno, si señora, entiendo gracias de todos modos.El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida. A medida que los veía saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón.
-Señor, espere!La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle.-Mire: por que no toma esta comida? Algo se me ocurrirá para servir a mi invitado..., y extendió la mano con la bolsa de víveres.-Gracias, señora, muchas gracias!-Si, gracias!- dijo la mujer y Ruth pudo notar que estaba temblando de frío. -Sabe, tengo otro abrigo en casa. Tome este-, Ruth desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer. Y sonriendo, volteó y regresó camino a casa... sin su abrigo y sin nada que servir a su invitado. -Gracias, señora, muchas gracias!
Ruth estaba tiritando cuando llegó a la entrada. Ahora no tenia nada para ofrecerle al Señor. Buscó rápidamente la llave en la cartera. Mientras lo hacía notó que había otra carta en el buzón.-Que raro, el cartero no viene dos veces en un día. Tomó el sobre y lo abrió:Querida Ruth:
Que bueno fue volverte a ver. Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo.Con amor, Jesús