Buscador y Directorio SUD HemisferioSUD: octubre 2011

sábado, 29 de octubre de 2011

Vencedores

"Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasando unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabia que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejo desde el día que llegó. Encargo entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aun continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte, traedme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presento a un campesino. El rey le pregunto; * ¿Tu hiciste volar al halcón? ¿Como lo hiciste? ¿Eres mago? - Intimidado el campesino le dijo al rey: * Fue fácil mi rey, solo corte la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenia alas y se lanzó a volar. ¿Sabes que tienes alas ? ¿Sabes que puedes volar ? ¿A que te estas agarrado ? ¿De que no te puedes soltar ? ¿Que esta esperando para volar ?


No puedes descubrir nuevos mares................ A menos que tengas el coraje para volar. Vivimos dentro de una zona de comodidad, donde nos movemos y creemos, que eso es lo único que existe. Dentro de esa zona, esta todo lo que sabemos, y todo lo que creemos. Viven nuestros valores, nuestro miedos y nuestra limitaciones. En esa zona reina, nuestro pasado, y nuestra historia. Todo lo conocido, cotidiano y fácil. Es nuestra zona de confort y por lo general, creemos que es nuestro único lugar, y modo de vivir. Tenemos sueños, queremos resultados, buscamos oportunidades, pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgo, no siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles. Nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible, y aprendemos a vivir desde la resignación. El liderazgo, es la habilidad que podemos adquirir cuando aprendemos ampliar nuestra zona de comodidad. Cuando estamos dispuestos a correr riesgos, cuando aprendamos a caminar en la cuerda floja, cuando estamos dispuestos a levantar la vara que mide nuestra potencial. Un verdadero líder, tiene seguridad en si mismo para permanecer solo, coraje, para tomar decisiones difíciles, audacia, para transitar hacia lo nuevo con pasión, y ternura suficiente, para escuchar las necesidades de los demás. El hombre no busca ser un líder, se convierte en líder por la calidad de sus acciones y la integridad de sus intentos.

Los lideres son como las águilas, no vuelan en bandadas... Los encuentras cada tanto y volando solos.

Perfume Barato

En un mundo donde todo se imita y se vende como el original, es curioso ver lo que Dios le ordenó a Moisés con respecto al perfume de los sacerdotes . Leyendo de Éxodo 30:31-33 vemos los detalles.

"Este será mi aceite de la santa unción por vuestras edades. Sobre carne de hombre no será untado, ni haréis otro semejante, conforme á su composición: santo es; por santo habéis de tenerlo vosotros. Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de sus pueblos."

¿Porqué Dios exigió esto así? Sencillo, el olor era sello del sacerdocio, de los siervos de Dios. Por el olor todos podían saber que el que oliera así era sacerdote y se acordarían de Dios pues el sacerdote representaba a Dios. Además, si alguien imitaba este ungüento y daba mal ejemplo a los hijos de Israel, el pueblo podía pensar que "si los sacerdotes pueden hacer eso nosotros también podemos". El olor debía ser siempre símbolo de alguien consagrado a Dios.

Casi 3,400 años más tarde, Dios todavía exige que aquellos que le sirven, los que están consagrados a El, que huelan bien. Pero no es un símbolo externo, sino por dentro. Es en el corazón.

Si hemos de ser representantes de Dios al mundo, hay que demostrar que hemos sidos sellados por El. Nuestras vidas deben ser un "olor grato" a Dios continuamente como testimonio a los hombres (creyentes y no creyentes). Tiene que abundar el amor hacia los demás, cultivar la hospitalidad, ser justos, caritativos y más que nada amar a Dios sobre todas las cosas; sólo así tendremos ese olor tan bueno que es Cristo en nuestros corazones.

No es que no habrán problemas, ni situaciones adversas, sino que en cualquier momento, los hombres de este mundo deben poder ver a un cristiano y decir "Ahí va un hijo de Dios".

 
No uses perfume de imitación; apesta, no es el original y además es barato y "lo barato sale caro". Y si no lo tienes, pídelo. Dios te lo regala. Si El ya pagó la deuda de tus pecados, ¿porqué no habrá de darte todo el perfume que puedas necesitar para que tu corazón huela mejor que mil jardines de flores y dure por toda la eternidad? "Aprovéchate hoy mientras esta oferta dure". Acuérdate, ¡pide, que hay!

Las Tres Gotitas de Agua

El Alba pasó una mañana cerca de una camelia y oyó pronunciar su nombre por tres gotas cristalinas.
Se aproximo; luego posándose en el corazón de la flor, preguntó cariñosa:
¿Qué desean de mí, gotas brillantes?
¿Que vengas a decidir una cuestión, dijo la primera. Somos tres gotas diferentes reunidas en diversos puntos. Queremos que digas cuál de nosotras vale más y cual es la más pura.
Acepto; habla tú, gota brillante. Y la primera gota trémula habló así:
Yo vengo de las altas nubes; soy hija de los grandes mares; nací en el ancho océano. Después de andar por mil borrascas, una nube me absorbió. Fui a las alturas, donde brillan las estrellas, y de allá, rodando entre rayos, caí en la flor en la que descanso ahora. Yo represento al océano.
Habla tú, gota brillante, dijo el Alba a la segunda.
Yo soy el rocío que tiembla sobre los lirios; soy hermana de la Luna; soy hermana de las tinieblas que se forman en cuanto llega la noche. Yo represento al amanecer del día.
¿Y tú? Preguntó el Alba a la más pequeña.
Yo nada valgo.
Habla:
¿de donde vienes?
De los ojos de una madre. Soy gotitas de lágrimas.
Esta es la de más valor, es la más pura.
Pero yo fui océano.
¡Yo atmósfera!
Sí, trémulas gotas; mas esta fue corazón.
Y el Alba desapareció por la región azul, llevando a la humilde gota.

La mitad de una manta

En una humilde casa vivía un hombre, su mujer, su padre y su hijo, que todavía era un niño. El viejo padre no servía para nada. 
Estaba demasiado débil para trabajar. Comía y fumaba, sentado de la puerta. Entonces el hombre decidió sacarle de la casa, dejarlo tirado a su suerte en las calles, como a veces se hacía, en las época mas duras, con las bocas inútiles.
La esposa intentó interceder en favor del anciano, pero fue en vano.
- Como mínimo dale una manta- dijo ella.
- No. Le daré la mitad de una manta. Eso es suficiente.
La esposa le suplicó. Finalmente consiguió convencerlo para que le diese la manta entera. De repente, en el momento en que el viejo estaba a punto de salir llorando de la casa, se oyó la voz del niño en la cama. Y el niño le decía a su padre:
-No! No le des la manta entera! Dale sólo la mitad.
- Por qué?- preguntó el padre anonadado, acercándose a la cama.
- Porque- contestó el niño- yo necesitaré la otra mitad para dártela el día que te eche de aquí.

Lo que siembras....eso mismo cosecharas ...

La Carreta Vacia

Mi padre se detuvo en una curva, y después de un pequeño silencio me preguntó:

- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?

Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: 
Estoy escuchando el ruido de una carreta.

- Eso es -, dijo mi padre, - Es una carreta vacía. 
Pregunté a mi padre: 
-¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si  aún no la vemos? 
Entonces mi padre respondió: 
Es muy fácil saber cuándo una  carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. 
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona  hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el  mundo, inoportuna, presumiendo lo que tiene, siendo  prepotente y maltratando a la  gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:

"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" 
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.

viernes, 7 de octubre de 2011

El violinista

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.

Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su bona, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor.


Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones.

Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría. El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: " ¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

Y tú, ¿cómo tocas el violín que te entregó la vida?.

La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes.

Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría. Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

Él no había venido

Hace algunos años se publicó una postal Navideña que llamó mucho la atención dicha postal se titulaba, "Si Cristo no hubiese venido." Tenía su fundamento en las palabras de nuestro Salvador, "Si yo no hubiese venido".

La postal representaba a un pastor cristiano que en la mañana de Navidad, se había quedado dormido en su despacho y soñaba en un mundo en que Jesús nunca había venido.

En su sueño, creía que estaba en su casa y no podía ver las botas y calcetines que los niños colocan junto a la chimenea, ni campanillas de Navidad, ni coronas de acebo, ni Jesús para consolar, alegrar y salvar. Volvió a casa, se sentó en su biblioteca, pero todos los libros que hablaban del Maestro habían desaparecido.

Sonó la campana de la puerta y un joven le dijo que fuese a visitar a su pobre madre que estaba muriéndose. Inmediatamente se fue con el hijo desconsolado para confortar a la madre, y al llegar a la casa se sentó a la cabecera de la cama y dijo, "Tengo algo que podrá consolarla." Abrió su Biblia para buscar una promesa muy conocida, pero su Biblia terminaba en Malaquías y no había ni Evangelio ni promesa de esperanza y salvación, así que lo único que pudo hacer fue inclinar la cabeza y llorar con ella con amargura y desesperación.

Dos días después, se encontraba junto al ataúd de la mujer, conduciendo el entierro, pero no había mensaje de consuelo, ni palabras referentes a la gloriosa resurrección, ni un cielo abierto, sino solamente "polvo y polvo, cenizas y cenizas," y una larga y eterna despedida. Finalmente se dio cuenta que "Él no había venido" y comenzó a llorar amargamente en su amargo sueño.

De repente despertó, y dio un gran grito de gozo y alabanza cuando oyó cantar al coro de su iglesia que estaba junto a su casa:

"La estrella de Belen a los magos guió; en la noche sin lente en Judea brillo. El pesebre encontraron siguiendo la luz y le dieron presentes al niño Jesus. Noel....Noel... hoy a nacido el Rey de Israel."

Alegrémonos y gocémonos hoy porque "Él ha venido." Y recordemos el mensaje del ángel, "He aquí os traigo nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor." (Lucas 2:10, 11.)

jueves, 6 de octubre de 2011

SÉ FELIZ A TIEMPO

Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro.
A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino leyó un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida"
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:
"Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean"
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.

Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión.
Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.

Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser él: amor, gozo, paz, bondad, reconciliación, perdón y entrega total.
Y en su mente recordó aquel proverbio que dice:
"Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuanto sufrimos por lo mucho que anhelamos"


Sé feliz antes de que se te haga demasiado tarde!